De la revolución por los derechos a la Revolución Educativa: ¿En qué estamos?
-(Conferencia en el Foro Educativo de Huila y de Neiva. Mayo 26 de 2010)-
Fernando A. Rincón Trujillo
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Por las tareas en las que he estado empeñado los últimos años colaborando con la formulación, ejecución y examen a políticas educativas territoriales y nacionales, me resulta muy grato atender esta amable invitación a intervenir en el Foro Educativo del Huila y de Neiva, donde sé que hay un interés legítimo por acertar en las políticas y en las prácticas educativas con las cuales lograr una positiva transformación estructural de la sociedad.
Del sector educativo del Huila y de Neiva tiene uno que destacar las escuelas normales; las universidades; los maestros emprendedores, beligerantes y persistentes; y también, vale decirlo, los secretarios de educación surgidos del sector, quienes por conocerlo bien, tienen sus palpitaciones y sus afanes por cumplirle a las aspiraciones de unas poblaciones que tienen en la escuela una esperanza para crecer bajo un sol com ún, gestor de prosperidad y solidaridad.
La charla se va a plantear en tres tópicos, teniendo como marco el periodo del Bicentenario: Primero, una ubicación respecto del origen y el transcurrir de la escuela pública en nuestro país; segundo, unos comentarios sobre los enfoques en la administración de la educación en Colombia y en América Latina; y tercero, unas preguntas sobre si tenemos bien claro con qué escuela estamos abriendo el nuevo centenario.
I. La escuela pública en el Bicentenario.
La escuela del Bicentenario es la de hoy, la que hacemos, la que proyectamos en este momento.
Como en 1810 iba naciendo la escuela pública, vale recordar que la primera institución propiamente estatal en lo que hoy es Colombia fue precisamente la escuela; fue la primera en ser instalada sin depender de las congregaciones religiosas, la primera en donde se valoró al maestro como “un sujeto cuyo estatuto principal es definido más por una práctica de enseñanza que por una práctica religiosa”; estatuto que no lo recibió de la iglesia sino del Estado, como nos lo cuentan Alberto Martínez Boom y otros autores en el libro “Crónica del desarraigo. Historia del maestro en Colombia”2. He aquí entonces una afirmación clave: la construcción de república independiente en Colombia, se soporta en buena medida en el tránsito de la escuela pública, con maestros pagados con recursos públicos -aunque siempre tarde, y mal- y con la pedagogía como fundamento.